No hay pruebas
concluyentes acerca de la existencia de agua en Marte, aunque un estudio
publicado en septiembre de 2013, basado en los datos recogidos por el Rover
Curiosity, afirma que en su superficie habría entre un 1,5 y un 3 % de agua. A
lo largo del tiempo se han realizado numerosos descubrimientos de indicios que
sugieren la probable existencia de agua en el pasado, y se ha constatado la
presencia de hielo, vapor o minerales que podrían estar asociados con el agua.
Con las imágenes aportadas por la sonda orbital Mars Reconnaissance Orbiter, se
han detectado en las colinas marcianas vetas superficiales descendentes con
variaciones estacionales.
Lo que se ha
interpretado como el indicio más prometedor de la existencia de corrientes de
agua líquida en el planeta. En diciembre de 2013, se anunció la posibilidad de
que hace unos 3600 millones de años, en la denominada Bahía Yellowknife, en el
cráter Gale, cerca del ecuador del planeta, habría existido un lago de agua
dulce que pudo albergar algún tipo de vida microbiana.
La posibilidad
de agua en Marte está condicionada por varios aspectos físicos. El punto de
ebullición depende de la presión y si ésta es excesivamente baja, el agua no
puede existir en estado líquido. Eso es lo que ocurre en Marte: si ese planeta
tuvo abundantes cursos de agua fue porque contaba también con una atmósfera
mucho más densa que proporcionaba también temperaturas más elevadas. Al
disiparse la mayor parte de esa atmósfera en el espacio, y disminuir así la
presión y bajar la temperatura, el agua desapareció de la superficie de Marte.
Ahora bien, subsiste en la atmósfera, en estado de vapor, aunque en escasas
proporciones, así como en los casquetes polares, constituidos por grandes masas
de hielos perpetuos.
Todo permite
suponer que entre los granos del suelo existe agua congelada, fenómeno que, por
lo demás, es común en las regiones muy frías de la Tierra. En torno de ciertos
cráteres marcianos se observan unas formaciones en forma de lóbulos cuya
formación solamente puede ser explicada admitiendo que el suelo de Marte está
congelado. También se dispone de fotografías de otro tipo de accidente del
relieve perfectamente explicado por la existencia de un gelisuelo. Se trata de
un hundimiento del suelo de cuya depresión parte un cauce seco con la huella de
sus brazos separados por bancos de aluviones.
Se encuentra
también en paredes de cráteres o en valles profundos donde no incide nunca la
luz solar, accidentes que parecen barrancos formados por torrentes de agua y
los depósitos de tierra y rocas transportados por ellos. Solo aparecen en
latitudes altas del hemisferio Sur.
La comparación
con la geología terrestre sugiere que se trata de los restos de un suministro
superficial de agua similar a un acuífero. De hecho, la sonda Mars
Reconnaissance Orbiter ha detectado grandes glaciares enterrados con extensiones
de docenas de kilómetros y profundidades del orden de 1 kilómetro, los cuales
se extienden desde los acantilados y las laderas de las montañas y que se
hallan a latitudes más bajas de lo esperado. Esa misma sonda también ha
descubierto que el hemisferio norte de Marte tiene un mayor volumen de agua
helada.
Otra prueba a
favor de la existencia de grandes cantidades de agua en el pasado marciano, en
la forma de océanos que cubrían una tercera parte del planeta ha sido dada por
el espectrómetro de rayos gamma de la sonda Mars Odyssey, el cual ha delimitado
lo que parece ser las líneas de costa de dos antiguos océanos.
También subsiste
agua marciana en la atmósfera del planeta, aunque en proporción tan ínfima
(0,01 %) que, de condensarse totalmente sobre la superficie de Marte, formaría
sobre ella una película líquida cuyo espesor sería aproximadamente de la
centésima parte de un milímetro. A pesar de su escasez, ese vapor de agua
participa de un ciclo anual. En Marte, la presión atmosférica es tan baja que
el vapor de agua se solidifica en el suelo, en forma de hielo, a la temperatura
de –80 °C. Cuando la temperatura se eleva de nuevo por encima de ese límite el
hielo se sublima, convirtiéndose en vapor sin pasar por el estado líquido.
El análisis de
algunas imágenes muestra lo que parecen ser gotas de agua líquida que
salpicaron las patas de la sonda Phoenix tras su aterrizaje.
CASQUETES POLARES
Animación de una zanja excavada el día 15 de junio de 2008 por la sonda Phoenix cerca el Polo Norte de Marte. Unos trozos de material subliman en la esquina inferior izquierda. |
La superficie
del planeta presenta diversos tipos de formaciones permanentes, entre las
cuales las más fáciles de observar son dos grandes manchas blancas situadas en
las regiones polares, una especie de casquetes polares del planeta. Cuando
llega la estación fría, el depósito de hielo perpetuo empieza por cubrirse con
una capa de escarcha debido a la condensación del vapor de agua atmosférico.
Luego, al seguir bajando la temperatura desaparece el agua congelada bajo un
manto de nieve carbónica que extiende al casquete polar hasta rebasar a veces
el paralelo de los 60°. Ello es así porque se congela parte de la atmósfera de
CO2. Recíprocamente en el hemisferio opuesto, la primavera hace que la
temperatura suba por encima de –120 °C, lo cual provoca la sublimación de la
nieve carbónica y el retroceso del casquete polar; luego, cuando el termómetro
se eleva a más de – 80 °C, se sublima, a su vez, la escarcha; solo subsisten
entonces los hielos permanentes, pero ya el frío vuelve y éstos no sufrirán una
ablación importante.
La masa de hielo
perpetuo tiene un tamaño de unos 100 km de diámetro y unos 10 m de espesor. Así
pues los casquetes polares están formados por una capa muy delgada de hielo de
CO2 ("hielo seco") y quizá debajo del casquete Sur haya hielo de
agua.
En cien años de
observación el casquete polar Sur ha desaparecido dos veces por completo,
mientras el Norte no lo ha hecho nunca. Los casquetes polares muestran una
estructura estratificada con capas alternantes de hielo y distintas cantidades
de polvo oscuro. La masa total de hielo del casquete polar Norte equivale a la
mitad del hielo que existe en Groenlandia. Además el hielo del polo Norte de
Marte se asienta sobre una gran depresión del terreno estando cubierto por
«hielo seco».
El 19 de junio
de 2008 la NASA afirmó que la sonda Phoenix debió haber encontrado hielo al
realizar una excavación cerca del Polo Norte de Marte. Unos trozos de material
sublimaron después de ser descubiertos el 15 de junio por un brazo de robot.15
16
El 31 de julio
de 2008 la NASA confirma que una de las muestras de suelo marciano introducidas
en uno de los hornos del TEGA (Thermal and Evolved-Gas Analyzer), un
instrumento que forma parte de la sonda, contenía hielo de agua.
GÉISERS EN EL POLO SUR
"Manchas oscuras" en las dunas del polo sur de Marte. |
Durante
1998-1999, el sistema orbital Mars Global Surveyor de la NASA detectó manchas
oscuras en las dunas de la capa de hielo del polo sur, entre las latitudes 60°-
80°. La peculiaridad de estas manchas, es que el 70 % de ellas recurre
anualmente en el mismo lugar del año anterior. Las manchas de las dunas
aparecen al principio de cada primavera y desaparecen al principio de cada
invierno, por lo que un equipo de científicos de Budapest, ha propuesto que
estas manchas podrían ser de origen biológico y de carácter extremófilo.18 19
Por su parte, la
NASA ha concluído que las manchas son producto de erupciones frías de géisers,
los cuales son alimentados no por energía geotérmica sino por energía solar.
Científicos de la NASA explican que la luz del sol calienta el interior del
hielo polar y lo sublima a una profundidad máxima de 1 metro, creando una red
de túneles horizontales con gas de dióxido de carbono (CO2) bajo presión.
Eventualmente, el gas escapa por una fisura y acarrea consigo partículas de
arena basáltica a la superficie.