miércoles, 23 de mayo de 2018

HISTORIA DEL KRAKATOA

Krakatoa fue una isla de tres conos volcánicos situada en el estrecho de Sonda, entre Java y Sumatra. Estaba localizada cerca de la región de subducción de la Placa Indoaustraliana bajo la Placa Euroasiática. El nombre Krakatoa se usa para designar al grupo de islas de alrededor, a la isla principal (llamada también Rakata) y a un conocido volcán que ha entrado en erupción en repetidas ocasiones, masivamente y con consecuencias desastrosas a lo largo de la historia. En mayo de 1883 comenzó una serie de erupciones que continuaron hasta el 27 de agosto de ese mismo año, cuando una explosión cataclísmica voló la isla en pedazos.

Antes se pensaba que las grandes explosiones fueron debidas a vapor extremadamente caliente, generado cuando las paredes del volcán se fracturaron y entró agua del océano dentro de la cámara de magma desatando un tsunami de escala nunca antes vista. Investigaciones actuales revelan que las primeras erupciones vaciaron parcialmente la cámara de magma, permitiendo la entrada de nuevo magma a temperaturas muy superiores, generando gases que incrementaron la presión de manera incontrolable, el nuevo magma además se mezcló con magma en ascenso, la combinación desató energías cataclísmicas.

La isla hizo explosión, con una energía de 200 megatones, es decir, 10 000 veces más poderosa que la bomba atómica de Hiroshima. La explosión se percibió en un 10 % del globo terráqueo viajando hasta la isla de Madagascar y en Australia (ambas islas distan entre sí unos 7600 km). Los tsunamis subsiguientes a la explosión alcanzaron los 40 m de altura y destruyeron 163 aldeas (incluyendo el faro de una de ellas, Fourthfour Point, del que sólo quedó la base) a lo largo de la costa de Java y Sumatra, matando a un total de 36 417 personas. La ceniza de la explosión alcanzó los 80 km de altitud y además viajó por la superficie del mar. Tres años después, los observadores de todo el mundo describían el crepúsculo y el alba de brillante colorido, producido por la refracción de los rayos solares en esas partículas minúsculas.

La erupción oscureció el cielo de todo el mundo años después, y produjo espectaculares puestas de sol en todo el globo por mucho meses. El artista inglés William Ashcroft hizo miles de esbozos de colores de atardeceres rojos a mitad de camino alrededor del mundo desde Krakatoa en los años después de la erupción. En 2004, un astrónomo propuso que el cielo rojo ensangrentado mostrado en la pintura El grito (1893) de Edvard Munch es también una precisa representación del cielo sobre Noruega después de la erupción. Está explicación ha sido discutida por eruditos del arte quienes notan que Munch fue más un pintor expresivo que descriptivo.

Los observadores climáticos del tiempo estuvieron atentos de los efectos en el cielo. Ellos llamaron el fenómeno como la «corriente ecuatorial de humo». Esto fue la primera identificación de lo que se conoce hoy en día como corriente en chorro. Esta erupción también produjo un anillo de Bishop alrededor del sol diariamente, y una luz púrpura volcánica en el crepúsculo.