El peyote
(lophophora williamsii), es una especie perteneciente a la familia Cactaceae.
Es endémica de México, encontrándose en partes de sus regiones más desérticas:
Chihuahua, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro y Zacatecas. Es muy conocida por
sus alcaloides psicoactivos, entre ellos la mezcalina, principal sustancia
responsable de sus efectos psicodélicos. Posee una larga tradición de uso tanto
medicinal como ritual entre los indígenas americanos y está extendida mundialmente
como alucinógeno y complemento de diversas prácticas: la meditación y la
psicoterapia psicodélica.
Es un pequeño
cactus (de 2 a 12 cm de diámetro por unos 5 de altura), casi esférico y
deprimido en el ápice, con el cuerpo dividido en 5 a 13 gajos en forma de
botón, de color verde grisáceo a azulado; esta parte, también llamada corona,
es la que se corta para que la raíz, gruesa y en forma de cono, mantenga la
capacidad de generar nuevos hijuelos por encima del corte sin que se pudra. Las
areolas, carentes de espinas (sólo existen en el periodo juvenil de la planta),
están recubiertas por una pelusilla blanquecina. Las flores, de color rosa
pálido, surgen del ápice entre marzo y mayo.
Todas las
especies del género Lophophora son de crecimiento extremadamente lento: a
menudo tardan más de 30 años en alcanzar la edad de floración (el tamaño de una
pelota de golf, sin incluir la raíz). Los especímenes cultivados crecen a mayor
velocidad; normalmente tardan entre 6 y 10 años en alcanzar la madurez a partir
de plántulas de semillero. Debido a este lento crecimiento y a la
sobre-recolección a que está sujeto, se le considera en peligro de extinción.
Posee alcaloides
(en torno al 6%) derivados de la fenilalanina-tirosina, entre ellos la
mezcalina, que es un poderoso alucinógeno. También contiene hordenina
(alcaloide de la clase de feniletilamina que se encuentra en la cebada). El
contenido de mezcalina en la planta fresca es de alrededor del 0,4%,8 y de
entre 3 y 6% en la planta seca. En algunos sitios se usa en psicoterapia,
aunque su uso principal es como psicodélico. Aun siendo una de las drogas más potentes
en cuanto a efectos psíquicos, sus efectos desagradables restringen mucho su
consumo.
Los especímenes
cultivados crecen a mayor velocidad; normalmente tardan entre 6 y 10 años en
alcanzar la madurez a partir de plántulas de semillero. Debido a este lento
crecimiento y a la sobre-recolección a que está sujeto, se le considera en
peligro de extinción. Sus botones generalmente se mastican o se hierven en agua
para elaborar un té psicotrópico. La dosis efectiva de la mescalina es de
alrededor de 0,3 a 0,5 g, y la experiencia dura alrededor de 12 horas. Se
recomienda hacerlo bajo supervisión médica, ya que es ilegal en algunos países.
Desde la
antigüedad, antes de que los europeos llegaran a la región de Mesoamérica, el
peyote ya era utilizado y reverenciado por tribus nativas, tales como los
mexicas, los huicholes del norte de México, y los navajos del suroeste de
Estados Unidos, como parte de su espiritualidad tradicional. Es posible que
dichas culturas hayan dejado textos o códices donde expresaran la forma de uso
del peyote; sin embargo, estos pudieron haberse perdido o fueron destruidos por
los conquistadores europeos. La primera referencia histórica de los europeos
fue hecha por un misionero: el monje franciscano Bernardino de Sahagún, quien
en 1560 escribió sobre los efectos alucinógenos que producía su ingestión. En
este trabajo escribió que los chichimecas fueron los primeros en descubrir y
usar el peyote.
A finales de
1800, la tradición comenzó a extenderse hacia el norte, como parte del
resurgimiento de la espiritualidad nativa bajo el auspicio de lo que vino a
llamarse “Iglesia nativa estadounidense”, y cuyos miembros se refieren al
peyote como “la medicina”, utilizándola para combatir el alcoholismo y otras
enfermedades sociales. Esta iglesia es sólo una y la más visible entre las
diversas organizaciones que utilizan esta planta en sus prácticas espirituales.