Venus se ha
considerado por mucho tiempo el planeta con mayores semejanzas a la tierra. Con
respecto a la posibilidad de vida en Venus se ha especulado mucho menos que en
lo referente a la hipótesis de vida en Marte. En 1870, el astrónomo británico
Richard Proctor afirmó la posibilidad de existencia de vida en Venus, las áreas
próximas al ecuador según él serían en exceso calientes, pero asumió que
podrían existir formas de vida próximas a los polos. El químico sueco Svante
Arrhenius (Premio Nobel de Química en 1903) describió Venus en 1918, como un
planeta verde y húmedo, en el cual la vida sería similar a la del Período
Carbonífero terrestre.
Fue así como en
la ciencia ficción, nació el término venusiano para describir una hipotética
forma de vida extraterrestre, cuyo origen sería el planeta Venus. Sin embargo a
partir de finales de los años 50 del siglo XX fueron apareciendo cada vez más
evidencias claras sobre el dominio en Venus de un clima extremo, con un impacto
del efecto invernadero que asegura una temperatura alrededor de 500 °C en la
superficie. En la atmósfera las nubes contienen ácido sulfúrico y la presión
atmosférica al nivel de la superficie es de 90 bares, casi 100 veces superior a
la de la Tierra y similar a la existente a más de 1.000 metros de profundidad
en los oceános terrestres. En tales circunstancias y ante las cada vez más
hostiles características de la climatología venusiana, las posibilidades de
vida fueron excluidas totalmente de Venus.
EXISTENCIA DE VIDA EN LAS CAPAS DE NUBES
ALTAS
En 2002, dos científicos,
Dirk Schulze-Makuch y Louis Irwin, sugirieron en la Conferencia Europea de
Astrobiología en Graz que las nubes en la atmósfera de Venus contienen los
componentes químicos que pueden iniciar formas de actividad biológica. A partir
de varios de los datos recogidos por misiones de exploración a Venus, uno de
los cuales es la presencia de H2SO4 y de SO2; se encontraron pues 2 gases que
reaccionan uno con el otro de forma reactiva destruyéndose mutuamente. Es
imposible que estos 2 gases se puedan encontrar de forma natural juntos, a
menos que haya algo que los produzca. También se observó que la atmósfera
apenas contiene CO, a pesar de la intensidad de la impactante radiación
lumínica solar y de la violencia del efecto invernadero. Así que algo debe haber
allí para que ese CO se convierta en CO2.
Efecto invernadero en Venus. |
Una posibilidad
es que en las nubes existan formas de vida microbianas (arqueobacterias de
estructuras extremófilas) con un metabolismo completamente distinto a todo lo
que conozcamos en la Tierra, basadas en el CO y SO2. ¿Cómo podría haber llegado
a existir esta forma de vida? Una conjetura que vendría a permitir el
desarrollo de esta especulación es que en el pasado, en épocas muy anteriores,
la temperatura en Venus era mucho más benigna y fresca. A partir de los modelos
de evolución estelar se puede calcular con relativa precisión la variación del
brillo solar a largo plazo, por lo cual se sabe que, en los primeros momentos
de la existencia de la Tierra, el Sol emitía el 70% de la energía actual y la
temperatura de equilibrio en la Tierra era de -41 °C.
El sol se habría
ido convirtiendo, como sucede, en un cuerpo cada vez más caliente, pero en este
pasado hipotético la luz del Sol era por lo tanto mucho menos violenta. Siendo
así, se presenta como factible, teniendo en cuenta lo que conocemos actualmente
sobre la química atmosférica y la geología de Venus, la presencia durante un
largo período de grandes océanos, en los cuales la vida podría haber surgido.
Cuando la progresivamente creciente actividad del Sol comenzó a hacer llegar
más calor a la atmósfera venusiana, desprotegida de campo magnético, el impacto
del invernadero habría sido muy violento, pero quizá lo suficientemente lento
como para permitir adaptarse a las proto-formas de vida originales a los nuevos
entornos que la rápida transformación del planeta estaban haciendo aparecer y
por ejemplo en las nubes, donde las temperaturas todavía ahora son moderadas,
podrían ser un nicho biológico a tener en cuenta, donde sería posible que tales
hipotéticas formas de vida hubieran sobrevivido.
Otro problema es
que en Venus no existe nada similar a una capa de ozono, que pare el peligroso
torrente de rayos ultravioleta provenientes del Sol. Para protegerse contra
esto, la posible vida en Venus también debería haberse adaptado. Schulze-Makuch
e Irwin han examinado la posibilidad de una "cubierta química
natural", basada en el sulfuro. Claramente esta teoría sigue siendo hoy
por hoy completamente especulativa. Las misiones futuras a Venus es posible que
ofrezcan respuestas sobre hasta qué punto son posibles estas ideas.
¿LA VIDA TERRESTRE SE ORIGINÓ EN VENUS?
En 1997, el
científico de planetas David Grinspoon publicó un libro titulado "Venus
Revealed" (Venus Revelado) en el que sugería que Venus, en la época
inicial del Sistema Solar tenía un clima mucho más agradable y propicio para la
vida que el existente por entonces en la Tierra y Marte. Si bien no concluyó de
eso que se hubiera originado la vida terrestre en Venus, dejó abierta la
posibilidad de que de aquella época perviva aún ahora en Venus formas de vida
no basadas en el carbono. En cualquier caso, es posible que las misiones
terrestres a Venus de esta manera, completen irónicamente un ciclo, al retornar
al origen.
Venus en un posible pasado lejano. |
En los primeros
tiempos del Sistema Solar, tanto en Venus, como en la Tierra y Marte, podrían
en las sopas primigenias encontrarse los elementos orgánicos vivos para la
vida, tal como la que sabemos puede presentarse en la Tierra hoy. Sus teorías
no excluyen como posible que la materia orgánica presente en un planeta, por la
acción de impactos de meteoritos (tal y como se especuló en su día que podría
haber hecho el meteoro ALH84001), pueda viajar de un planeta al otro. Así es
posible que si no se presentó espontáneamente la vida en la Tierra, Venus la
"contaminara".
¿Qué planeta
ofrecía entonces a los demás planetas las mejores condiciones para la vida?
Parece que la respuesta es Venus. En los 4.500 millones de años que existe
nuestro Sol, su calor se ha ido incrementando progresivamente. Cuando el Sol y
los planetas eran jóvenes, la luz del sol era aproximadamente un 40% menos
intensa que la actual. Es decir, en la Tierra y en Marte probablemente las
temperaturas eran demasiado bajas, un clima demasiado frío para la vida como la
conocemos ahora. Pero en Venus habría podido haber, en determinadas
circunstancias e intervalos de tiempo, temperaturas moderadas. Si la vida se
formó originalmente en Venus, después debe la Tierra haberse
"contaminado", porque el eslabón perdido de la investigación sobre la
vida en la Tierra apareció hace 3.800 millones de años. En tanto el Sol comenzó
más y más a entregar calor, el impacto del efecto invernadero en Venus llegó a
ser considerablemente más fuerte, como resultado del cual la vida, caso de
desarrollarse, tendría que haberse adaptado. La teoría ha sido mínimamente
basada en hechos científicos. La respuesta definitiva la traerán las misiones
futuras a Venus.
OTRAS POSIBILIDADES
Durante el
tercer encuentro del Venus Analysis and Exploration Group (VEXAG, vinculado a
la NASA), en enero de 2007, se planteó que el océano primigenio de Venus pudo
existir durante un periodo superior a los 2.000 millones de años, más de la
mitad de la historia del planeta, planteándose la cuestión de un posible
desarrollo de formas de vida. Eso, unido al hallazgo de un campo magnético
residual durante la misión Pioneer Venus y la hipótesis de que la magnitud del
mismo tuvo que ser similar al de la Tierra lleva a conjeturar, como afirma el
biólogo español Alberto G. Fairén, que durante ese pasado remoto:
Imagen tomada por la sonda Venus 13 en 1982. Se observa un cuerpo con forma de escorpión. |
La atmósfera
quedaría formada por un 20% del vapor de agua total, por CO2 (aunque este gas
se disolvió en parte), y por N2. Las temperaturas medias estarían cercanas a
los 350K, lo que provocaría constantes precipitaciones. En suma, el Venus
primigenio pudo ser el planeta tropical que Edgar Rice Burroughs imaginó para
las aventuras de su héroe Carson. La lluvia arrastraría el CO2 atmosférico,
formándose importantes sedimentos carbonatados, que retendrían el dióxido de
carbono. Como consecuencia de la intensa evaporación, la cubierta nubosa sería
importante, lo que incrementaría considerablemente el albedo del planeta,
reduciendo la radiación solar incidente.
En esta
situación, la trampa fría (la altitud de condensanción del vapor de agua) se
situaría a unos 100 km; una vez allí, se precipitaría de nuevo en forma de
lluvia. El campo magnético impediría la fotodisociación masiva del vapor de
agua no condensado, así como la posterior pérdida de hidrógeno arrastrado por
el viento solar. Éste es el modelo climático llamado de invernadero sostenido,
con extensos océanos calientes, lluvias constantes y una elevadísima humedad
relativa, y pudo mantenerse durante cerca de mil millones de años, hasta que el
incremento de la luminosidad solar dio al traste con el paraíso. Si se
confirmase, tendría una consecuencia importante: la vida habría tenido la
oportunidad de comenzar en Venus hace más de 4.000 millones de años. En cualquier
caso, los hallazgos de las próximas misiones a Venus serán de crucial
importancia para determinar la validez o no de todas estas teorías y descartar
o confirmar la posibilidad de vida, tanto pasada como presente, en el planeta.
Las
investigaciones sobre la atmósfera venusiana han encontrado que ésta se
encuentra suficientemente fuera de un equilibrio químico natural como para
requerir de investigación adicional. En el análisis de datos de las misiones
Venera, Pioneer, Venus y Magallanes, se ha encontrado sulfuro de hidrógeno
(H2S) y dióxido de sulfuro (SO2) juntos en la atmósfera superior, así como
sulfuro de carbono (OCS). Los primeros dos son gases que reaccionan entre sí,
implicando que algo debe estar presente para producirlos.
Superficie de Venus analizada por la sonda rusa Venera 9, en 1975. Envió fotografías de la superficie de Venus antes de ser aplastada por la presión atmosférica y quemarse en el intenso calor. |
Además, el
sulfuro de carbono es significativo por ser excepcionalmente difícil de
producir con medios inorgánicos. En la Tierra, este compuesto sería considerado
un "indicador inequívoco de vida". Además, es un hecho a menudo
pasado por alto que una de las primeras sondas Venera detectó grandes
cantidades de clorina apenas debajo de la cubierta venusiana de nubes. Se ha
propuesto que los microbios, caso de existir, podrían emplear la luz
ultravioleta del sol como fuente de energía, lo que podría ser una explicación
para los trazos oscuros observados en las fotografías de UV tomadas del
planeta. Las partículas grandes, no-esféricas de las nubes también se han
detectado en las cubiertas de las nubes. Su composición sigue siendo
desconocida. A pesar de la unanimidad referente a la hostilidad del clima
actual venusiano para el surgimiento o el mantenimiento de la vida, en años
recientes dos hipótesis han sugerido opciones referentes a la existencia de
vida en Venus.